Ay Papuchi, Papuchi, ¿Por qué te nos fuiste?
Hoy se cumple un año desde que mi abuelo falleció, así que el blog de hoy va dedicado a él, recordándolo, ya no con lágrimas en los ojos, ni con el dolor que consumió a mi familia y a mí cuando el dejó este mundo, sino de un modo diferente, además, a él nunca le gustaron las personas débiles, nunca lo vi llorar, NUNCA, ni siquiera en sus últimos día de vida, y eso que la leucemia le causó mucho dolor físico, ese Papuchi como le solíamos decir, era un cascarrabia a veces, medio enojón el viejo pero buena gente mi abuelo.
Y una última foto, que sé que mi abuelo se enojaría si viera su cara así en internet, pero bueno, igual el se enojaba por todo jaja, ay Papuchi, Papuchi, ¿Por qué te nos fuiste?
Dice mi abuela (porque yo era muy niño para recordarlo) que cuando yo era un comemocos, ellos me llevaron a una de sus reuniones de su iglesia, la iglesia quedaba un poco alejada de la ciudad de Casa Grande, y, en vez de ir en mototaxi, fuimos a pie, ¿muy chungos, no? Tal vez, pero de no haber sido por esa caminata, no les estaría contando esta anécdota: yo apenas tenía 3 años, apenas caminaba, así que mi abuelo me alzó y me llevó en sus hombros, por el camino yo gritaba que me gustaba ver a los animales, creo que había vacas por el lugar, o algo así me contó mi abuela. Supongo que esa es la primera experiencia familiar que tengo con mi abuelo de la que tengo memoria.
Algo de lo que más recuerdo del Papuchi es que era una persona muy recta. Recuerdo la vez que en año nuevo siendo yo ya un adolescente comportándome todo chibolo rebelde, me habia puesto una polera que tenía capucha, y me senté a comer con la capucha puesta en la mesa, no se imaginan la tremenda puteada que me dió mi abuelo, bueno, no me dió una puteada porque él no decía malas palabras, era cristiano. aunque lo de cristiano se le olvidaba cuando se enojaba jaja, bien enojón era pues. Nunca le gustaba el desorden, ni la suciedad. Cuando llegaba de algún lugar y encontraba la casa sucia, se "entoraba" y se ponía a renegar, o cuando la comida aún no estaba hecha y él ya tenía hambre era lo mismo, le reclamaba a su "Washarima", así llamaba a mi abuela jaja, me pregunto de donde habrá sacado esos términos.
Algo que me gustaba escuchar de él, era su historia de como sobrevivió al terremoto del 70, me contó que él era adolescente en ese entonces y había ido al cine, el cine está ubicado en la plaza de armas de Casa Grande, cine que por cierto ya no funciona, bueno, la cosa es que él estaba en el cine cuando empezó a sacudirse la tierra, el se escabulló entre la alborotada gente y salió rápidamente, logró ver como la gente estaba tan desesperada que se tiraba desde las ventanas del segundo piso. Me acuerdo la forma en la que me contaba esa historia, lograba transmitir en mí esa sensación de desesperación, es que mi abuelo durante su adultez fue profesor y sabía expresarse muy bien.
Y aquí va un dato medio random, en realidad, a quién dedico este blog no es mi abuelo biológico, mi abuelito Aurelio (cómo se llamó) fue el segundo compromiso de la coquetona de mi abuela, por eso, cuando hasta antes de un año me preguntaban que cuántos abuelos tenia vivos, yo orgullosamente decía: "mis CINCO abuelos estan vivos", y ya se imaginarán la cara de los demás, eran purita envidia jaja.
En los últimos años de su vida, mi abuelo dejó de dedicarse al comercio de abarrotes para incursionar en el mundo agrícola, iba casi todos los días a su chacra, sembraba espárrago, pasaba buen tiempo en ese lugar, se distraía mucho estando allí por lo visto, por eso cuando su enfermedad empezó a manifestarse él se refugiaba ahí, nunca dejó de ir a su chacra. Recuerdo la primera vez que cayó mal en el 2021 y le dieron de alta un mes después de estar hospitalizado, lo primero que hizo fue irse a su chacra, como recuerdo ese día, gran parte de la familia fuimos a acompañarlo.
Pasaron dos años más hasta que tuvo una última recaída, él llegó de su chacra muy cansado, le faltaba el aire, no podía respirar bien, fue cuando mi abuela llamó a avisar a mi mamá del estado del ya agotado abuelito renegón.
Los demás sucesos fueron muy tristes, prefiero no contarlos a detalle, ver como su enfermedad se lo consumió fue muy desgarrador y triste, pero lo más horrible fue querer ayudarlo y no poder hacer casi nada ¡Cuánta impotencia sentíamos! los esfuerzos fueron en su mayoría en vano, ya la leucemia estaba muy avanzada.
Si hay algo de lo que me arrepiento en todo esto es que, nunca me pude despedir de mi abuelo. En sus últimos días de vida, él la paso bajo los cuidados de mi familia en casa, mi horario de cuidarlo era por las noches, lo cuidaba desde la media noche o desde un poco antes hasta las ocho o nueve de la mañana del día siguiente. El último día que lo cuidé, ya estaba por irme a casa a dormir, así que le dije: "Abuelito vengo más tarde para cuidarlo, lo veo después", y me fui. Nunca pasó ese "más tarde", cuando yo desperté para ir a cuidarlo, mi mamá me comentó que se lo habían llevado a Lima para darle un último intento de vida, fue en vano, los doctores en Lima solo les dijeron que regresen a mi abuelo a casa porque ya no había nada que hacer. Volvieron a casa alrededor de la una y media de la tarde, y a las cuatro de la tarde mi abuelo cerraba sus ojos para siempre, finalmente el se apagó estando en presencia de casi toda la familia, todos los que estuvieron presentes se despidieron de él, yo no estuve presente, nunca me despedí. ¿Qué donde estaba yo en ese momento? Pues con tremenda resaca en Trujillo, como habían llevado a mi abuelo a Lima y no tenía que cuidarlo, viajé a la ciudad para "despejar mi mente y olvidarme de todo", así que salí con amigos, fuimos a una discoteca y me embriagué. Justo cuando estaba por abordar el bus de regreso a casa recibí una llamada de mi mamá avisándome que mi abuelo ya había fallecido, cuando llegué a casa de mis abuelos era muy tarde, mi abuelo ya llevaba un par de horas fallecido, lo demás es historia.
Hoy se cumple un año desde que mi abuelo falleció, un año desde que se fué y dejó el espacio de ese sillón viejo donde siempre se sentaba. Cuando mi abuelo partió de este mundo nos dejó vacíos y tristes, tanto que una semana después de su fallecimiento yo intenté quitarme la vida, pero estoy aquí, mi abuelo dejó este mundo porque una enfermedad le arrebató la vida, porque si por él hubiese sido, le hubiera encantado estar entre nosotros gritándonos a cada uno cuando le hacíamos bromas durante los almuerzos familiares jaja, no creo que él se haya querido quitar la vida, y ya me imagino lo que me hubiera sermoneado si se hubiese enterado que me quise ir al más allá también jaja. Lo importante es seguir adelante, no rendirnos aunque no sea fácil, y aunque situaciones como estás nos hagan sentir muy derrotados siempre debemos contar con la ayuda de nuestra familia, me quedan muchos familiares vivos, ahora es tiempo de quererlos a cada uno de ellos, de demostrarles el amor que nos une, porque así como con mi abuelo no nos unía la sangre, si nos unía el amor, el respeto, las enseñanzas y sobre todo su enojo jaja.
Lleno de recuerdos y muy conmovido por la nostalgia que siento hoy, así termino este blog.
Y una última foto, que sé que mi abuelo se enojaría si viera su cara así en internet, pero bueno, igual el se enojaba por todo jaja, ay Papuchi, Papuchi, ¿Por qué te nos fuiste?
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